martes, 3 de noviembre de 2015

LOS CAMBIOS


Hola gente, aquí les dejo el primer capítulo de CORTINAS EN LA RADIO. Libro que se pueden descargar pinchando en el enlace que está al final del texto. Está en epub, y es gratis!!!

LOS CAMBIOS

"Pega la vuelta y enfrenta lo extraño"

Changes-David Bowie

Los que tenemos más de 40 años solemos afirmar que algunas cosas eran mejores en nuestros tiempos. Nos pasa con la música, por ejemplo. También con la tele, el fútbol, la ropa, los peinados, la educación, las costumbres...
Cuando éramos jóvenes los adultos nos decían que éramos "la juventud perdida". En cambio hoy (que nos toca estar en ese lugar) casi pensamos lo mismo de los jóvenes que nos suceden. Y es más, puede que quizá nuestros hijos piensen lo mismo de nuestros nietos, vaya uno a saber.
Cambiamos, ¿viste? Ahora somos los "ortivas" que tienen que poner límites cuando antes todo lo que queríamos era romperlos. Incluso apelamos al uso de frases hechas como: "Eran otros tiempos", "Antes no pasaba",  "Ya no vienen como antes", que le dan al pasado ese aura celestial que en la mayoría de los casos no se merece.
En fin, nostalgia. Esa es la palabra. La vieja y querida nostalgia. Pero en el fondo pienso que lo que se añora no es el tiempo pasado sino la vitalidad. Vitalidad que te permitía subirte al tren del presente y vivir a la moda. Estar al tanto. Consumir lo actual. Lo último que salió. Lo moderno.
Pero el tiempo pasa (ahí tenés otra frase hecha) y los gustos cambian. Las necesidades se transforman, hay otras prioridades, va decayendo el vigor y entonces se cae el pelo (y si no se cae aparecen las canas), se te cae la cola, se te caen las tetas, asoma la panza, los dolores musculares, las arrugas, las patas de gallo, la agitación excesiva luego de correr apenas un poco… En fin, cambios biológicos que nos cambian la cabeza para siempre. Cambios que hay que afrontar, cuestión así de compleja y así de sencilla. Y todo eso sin dejar de pensar que el mundo es una mierda.
Hay que ser honestos. Puede que antes algunas cosas fueran mejores. Pero eso sí, no todas. Incluso, si mirás bien, puede que el presente tenga más ventajas. Pasa que hay gente que se acostumbra a vivir de una manera y no quiere que las cosas cambien. Porque está cómoda con el mundo, ese mundo que con sus defectos y virtudes de alguna manera es un lugar perfecto.
Pero también están los otros. Los que necesitan moverse y no pueden quedarse estáticos. Los que se van de un lado a otro todo el tiempo, los camaleones, los genios, los artistas, los pensadores, los que alteran el orden establecido, los que perturban a los que se sienten cómodos y a la vez alborotan a los que están aburridos y andan buscando un tren al cual subirse. Muchas veces son esos tipos los que cambian las cosas. Los que van innovando, a veces para bien y otras para mal.
Ahora, sino me adapto a los cambios, ¿cómo me voy a sentir? Si cada vez son más los que se adaptan, ¿va a llegar un momento en el que no me va a quedar otra que hacerlo yo también? ¿Y si no quiero? ¿Se van a reír de mí? ¿Me van a mirar como a una persona quedada en el tiempo? ¿Me importa?
Sí, es cierto, nadie me obliga. Pero en el fondo pareciera que sí. Pasa que la marea de lo actual viene por vos y te lleva a empujones. O mejor dicho, te invita de manera amable a que te adaptes a lo nuevo, a lo que hace la mayoría.
Si estás cómodo molesta un poco, hay que admitirlo. Y en ese sentido, el tema de la tecnología es tremendo. Avanza a pasos agigantados convirtiendo lo moderno en obsoleto en cuestión de meses.
Internet es un excelente reflejo de eso, sobre todo en las redes sociales. Las innovaciones se suceden una tras otra como si fueran experimentos impuestos por un montón de pelotudos que no tienen un carajo que hacer. Y entonces pasa lo que pasa siempre: están los que se adaptan y están los que se resisten.
Y ya que está tampoco nos olvidemos de aquellos que exigen los cambios.
Es que por lo general, los cambios son vistos como parte de la evolución. La necesidad de que haya novedades es algo inherente a las personas. Y además, en algunos casos, esa necesidad es un poco la hija rebelde de nuestro aburrimiento, ese mismo que a veces nos lleva a hacer cagadas, y muy pocas veces a inventar grandes cosas.
Entonces es como que uno desprecia los cambios en pos de aquello que era de una forma a la que se había acostumbrado y ahora es de otra. Muchas veces por no estar seguro de adaptarse a lo que viene. Otras porque no se tienen ganas de adaptarse. Y otras porque se tiene miedo de que a uno lo estén estafando con el cuento de "el progreso".
"Mañana es mejor" cantaba Luis Alberto Spinetta.
 "El tiempo puede cambiarme pero yo no puedo atrapar al tiempo" canta Bowie.
Es natural. Porque la naturaleza es movimiento puro, incluso en algo tan estático como una mesa de pino (aunque el barniz que la recubre nos muestre lo contrario).
"Cambia, todo cambia" cantaba Mercedes Sosa, por más que otros canten "5 siglos igual", por más que algunas cosas en el fondo sean lo mismo pero con un maquillaje distinto.
El cambio jode cuando se te obliga a cambiar y no cuando marchás gustoso hacia él. Es algo excitante cuando tenés los recursos para afrontarlo y sacarle provecho. Pero otra cosa muy distinta si te agarra desinformado y en pelotas.  
Sí. El cambio hará que algún día seamos exitosos y más adelante viejos decrépitos. Pero hoy no. Todavía no. Tenemos que seguir mudando la piel. Tenemos que seguir viendo lo que viene al mismo tiempo que algunas luces se apagan para dar paso a otras.
Cambios. De aire, de ropa, de estilo. De casa, de barrio, de trabajo. De salud, de país, de pareja.
Cambios.
Son lindos, pero a veces joden bastante.
¿Y vos? ¿Cómo te preparás para eso? ¿No crees que sería mejor vivir dispuestos a que las cosas cambien? ¿No será mejor que resistirse? Porque si ya sabemos que el cambio es algo constante, entiendo que es mejor avanzar hacia él con entusiasmo, darse tiempo para entenderlo, sacarle provecho y sentir el movimiento.
Sí, ya sé lo que estás pensando. Es la vieja fórmula: si no puedes con ellos, únete. Pero bueno, ¿qué le vas a hacer?
¿Y ahora? ¿Después de leer esto cómo te sentís?
Porque esto ya se termina.

 Y que algo termine también es parte del cambio.


viernes, 9 de octubre de 2015

CORTINAS EN LA RADIO (EL LIBRO)


 Digamos que cada emisión de  CORTINAS EN LA RADIO fue como arrojar una botella al mar. Que por momentos fui un náufrago mandando señales desde una isla desierta, un tipo que desde la tenue luminosidad de una habitación intentó mandar señales hacia el centro de tu cabeza. Parafraseando a aquel dicho que dice que al lugar al que has sido feliz no deberías tratar de volver, podría decirte que si un programa de estos te hizo feliz no deberías volverlo a escuchar. Pero en cambio sí lo vas a poder leer cuantas veces quieras. Porque este libro no es una simple compilación. Es un libro para pensar, para dudar, y por qué no, para identificarse. Es un libro donde vas a encontrar todo lo que te puedas imaginar. Un libro que espero, disfrutes mucho como disfrutaste de cada una de las emisiones.  Está en formato epub y es apto para cualquier dispositivo electrónico. Como ya es mi costumbre, es totalmente gratuito. No tienen mas que hacer click en el enlace de abajo para descargarlo.  Nos vemos pronto. Espero sus comentarios.


viernes, 2 de octubre de 2015

CORTINAS EN LA RADIO-EL LIBRO, CAPÍTULO ADELANTO.

A mediados de octubre podrán descargar desde este blog el libro que compila las mejores columnas de lo que fue este ciclo. Este será el primer volumen y abarca toda la primera temporada hasta la mitad de la segunda. A modo de adelanto aquí va uno de sus capítulos: Todos estos años de gente. Saludos.


TODOS ESTOS AÑOS DE GENTE

 
Todos estos años de gente. Suena lindo, ¿no? Es una frase que da título a una canción que integra aquél gran disco que alguna vez grabaron Luis Alberto Spinetta y Fito Paéz llamado La la la.
Al escuchar esa frase, ¿cómo hacer para no echar un vistazo a tu propia vida y pensar en toda la gente que conociste?
Años de gente. Gente que puebla el mundo, que da vida a las calles, a los campos, a las rutas, a los shoppings, al ciberespacio.
Años y años, personas y más personas haciendo de este mundo un hormiguero, un jardín de gente. Gente que guardamos en nuestra cabeza, en álbumes fotográficos, en archivos JPG.
Rostros, expresiones, sonrisas, caricias. Años de gente, años de vida.
A veces los poetas dan en la tecla y nos regalan eso, frases que encierran todo un universo personal, una burbuja inconmensurable e indómita, una frase que nos llena de cosas lindas, y también, por qué no, de replanteos.
¿Cuánta gente conociste en todos estos años? ¿Cuántas te dejaron buenos recuerdos? ¿Cuántas te parecieron intrascendentes? ¿A quiénes recordás más? ¿A esos o a los otros, los que te amargaron bastante?
¿Cuánta gente pasó? ¿Cuánta gente siguió? ¿Cuánta gente seguirá ligada a vos? ¿Cuánta gente hay hoy? ¿Cosechaste gente en estos años?
Todos estos años de gente... nada más que eso.
Mirar una calle por la que pasás desde hace mucho tiempo, observar a las personas, ver envejecer a los protagonistas de tu tiempo, a los héroes de tu niñez, ver cómo crecen los chicos, como van cambiando sus necesidades, como se van transformando y reclamando su lugar.
Ver cómo cambia la calle también.
La fachada de las casas, los negocios que se cierran, los negocios que se abren, los que permanecen desde siempre, siendo clásicos o adaptándose a los cambios.
Todos estos años de gente.
 Por un momento me viene a la cabeza la película Smoke, esa misma cuyo guión fue escrito por Paul Auster y que aquí se conoció como Cigarros. Sobre todo el personaje de Harvey Kittel, llamado Auggie Wren, que todos los días a las ocho de la mañana se paraba con una cámara en la vereda de enfrente a la cigarrería de la cual era dependiente y justo a esa hora tomaba una fotografía, sin importar el clima, o quién se cruzase delante. La foto tenía que tomarse siempre en el mismo momento, ni un segundo más ni un segundo menos. Luego las revelaba en su casa y las iba guardando en varios álbumes.
Para muchos esto podía llegar a ser algo estúpido e intrascendente, pero para Auggie Wren no. Él estaba retratando sus años de gente, tomando una mínima muestra, haciendo una pequeña biopsia de un momento en el tiempo.
Vos también podrías hacerlo si quisieras.
Sacar una foto de cada uno de los días de tu vida en el mismo momento. Luego juntarlas en un álbum y dejar que el tiempo les vaya dando su valor.
El paso del tiempo desgasta pero también provoca cosas fabulosas. Y lo que ya no está cobra sentido en su plena ausencia. Y esa ausencia es su esplendor, su plenitud, aunque también la imposibilidad de defenderse.
"La vida te da y te come", escribió Iván Noble en una de sus canciones.
Cuando andes por una avenida transitada, de esas que están en el centro, tomate un respiro y parate en una esquina a contemplar el movimiento. Pensá en todos estos años de gente mientras el paso del tiempo se toma un respiro y es una chica que se tira en el pasto a mirar las nubes mientras  coloca sus manos detrás de la nuca.
Todos estos años de gente.
Un techo corredizo que todos los días nos tapa la cabeza en esta jaula inmensa...


domingo, 28 de junio de 2015

GREETINGS : CARRERAS EN LA CALLE

GREETINGS : CARRERAS EN LA CALLE:                                                                                

Por Maximiliano Rivera  La primera vez que escuché...